HISTORIAS DE LA CIUDAD, LA NOCHE, LOS AUTOS Y LA RUTA

HISTORIAS DE LA CIUDAD, LA NOCHE, LOS AUTOS Y LA RUTA

"Ya he escrito toda la carretera. He ido rápido porque la ruta es rápida. Es sobre tí, sobre mí y sobre el camino"
(Carta de Jack Kerouac a Neal Cassady fechada el 25/5/51)





domingo, 28 de abril de 2013

AMIGOS DE HIERRO 2


El código del guerrero debe ser respetado.
Pertenecemos a una raza que nació para la ruta, por eso la buscamos todo el tiempo y ella nos llama en sueños. No sé si es una elección, quizá sea un destino.
Sabemos reconocer a nuestros hermanos, y cuando perdemos a un copiloto nos queda esa herida en el alma que nos recuerda nuestra condición humana dentro de la armadura de metal.
Aún recuerdo la tarde en que te fuiste y los colibríes vinieron a buscar tu alma. La eternidad está llena de momentos donde vos y yo nos miramos a los ojos y lo comprendimos todo.
Sentir que luchamos hasta el final. Sentir que respetamos nuestro sagrado juramento, que no nos rendimos y la peleamos juntos. Sentir que lo dimos todo.
El código del guerrero debe ser respetado.
Nuestra historia se escribe con sudor, sangre caliente, nafta súper y lágrimas verdaderas.
Podemos recorrer el país y el mundo en busca de esa pieza que nos falta, y luego hacer que funcione.
Podemos lamer nuestras heridas y sonreír ferozmente con la boca partida. Se que te levantarás como perro de pelea que con sus patas fracturadas se arrastra y busca morder la yugular. Está en tu naturaleza y ya nunca podrás cambiarlo.
Nadie nos regaló nada y no nacimos en cuna de oro. Cuando iniciamos este camino sabíamos que no sería fácil, y que recibiríamos golpes, heridas y decepciones. Sabíamos que destruirían nuestros corazones infinitas veces, y aún así aceptamos el desafío.
Bienaventurados aquellos que no se rindieron y hoy pisan el acelerador, porque de ellos es el reino de los cielos.
El código del guerrero debe ser respetado.
Los débiles no lo conocen, los cobardes le temen y los mediocres solo fingen ser racionales.
Los hombres de negocios jamás lo entenderán. Difícilmente comprenderían algo que no pueda explicarse en una insípida ecuación de costo-beneficio.
Los voceros de la derrota te pedirán que te rindas y que te pases al lado confortable. Te dirán que tu esfuerzo es en vano y buscarán que vendas a tu amigo a cambio de un fajo de billetes. Sus pequeñas vidas están llenas de excusas y se desplazan con chips en vehículos plásticos tan livianos como ratas de laboratorio.
Así que no me vengan con preguntas estúpidas respecto de mi auto: no sé cuánto consume, seguramente mucho, y eso me encanta. No tiene aire acondicionado, y no, tampoco tiene precio porque no lo vendo.
El cielo está lleno de gladiadores con filosas alas de metal, que nunca nos abandonan y no nos olvidan jamás. Ellos nos envían a sus ángeles guardianes para no dejarnos solos y que nunca detengamos nuestros motores salvajes en esta ruta que nos llama.
¿Cuál es tu excusa ahora para no luchar?
¿Quién puede detenernos ahora?
Haremos que el milagro que soñamos se vuelva realidad.
El código del guerrero debe ser respetado.
Vamos amigo que la carretera nos espera, y que la noche no termina.
Vamos mi viejo amigo de hierro. No temas, no voy a soltarte, no voy a dejarte caer.

Por César Rodríguez Bierwerth