HISTORIAS DE LA CIUDAD, LA NOCHE, LOS AUTOS Y LA RUTA

HISTORIAS DE LA CIUDAD, LA NOCHE, LOS AUTOS Y LA RUTA

"Ya he escrito toda la carretera. He ido rápido porque la ruta es rápida. Es sobre tí, sobre mí y sobre el camino"
(Carta de Jack Kerouac a Neal Cassady fechada el 25/5/51)





miércoles, 10 de noviembre de 2010

Crónicas de viajes: CUBA


Tuve la suerte de visitar Cuba a comienzos de 2007. Viajar a esa isla es una experiencia que recomiendo a cualquiera, pero muy especialmente a todo fanático de los autos clásicos, y particularmente de los norteamericanos de la dorada década del 50.
Son muchos los argentinos que viajan a la isla a la que Nicolás Guillén se refiriera alguna vez como “un largo lagarto verde con ojos de piedra y agua”, pero rara vez cuentan anécdotas o datos de real interés que tengan que ver con la verdadera cultura de los cubanos. Y cada vez que menciono la palabra cultura me gusta aclarar su real sentido: “conjunto de costumbres de un pueblo”. Así es que, previo a mi viaje, cada compatriota que volvía de Cuba solo me mencionaba el color del agua, o me describía el hotel “all inclusive” donde había estado alojado. Algunos incluso me comentaban que los precios eran más baratos, y se quejaban de que no se aceptaban tarjetas de crédito de bancos norteamericanos, o de que no había Coca Cola. Paradójicamente después de eso, se sacaban una foto en la tumba del Che, quien seguramente se hubiese avergonzado de ellos tanto como yo.
Personalmente recomiendo a todo aquel que tenga la suerte de viajar a ese país, que trate de conectarse lo más posible con las verdaderas costumbres de los cubanos, y así podrán descubrir un lugar único en el mundo, detenido en el tiempo hace 50 años.
Cabe recordar que Cuba a mediados del siglo 20, fue el gran lugar barato de esparcimiento de los norteamericanos, y abundaban los casinos y hoteles de lujo donde industriales, millonarios y mafiosos estadounidenses despilfarraban alegremente sus dólares con la anuencia de los gobiernos títere que regían la isla. Esta situación alcanzó su pico en los años 50, donde estalla la revolución que finalmente triunfa en 1959 de la mano de Fidel Castro, nuestro compatriota el Che Guevara y otros laderos como Camilo Cienfuegos.
No es intención de esta nota hacer ningún análisis político ni emitir opiniones en tal sentido, pero resulta necesario describir ese marco para entender el porqué de las características únicas de los autos que circulan por toda la isla.
Desde entonces, y con el férreo sistema totalitario de Castro instalado en el poder, más el bloqueo económico impuesto por los Estados Unidos, lo cierto fue que los cubanos debieron arreglárselas con el parque automotor existente en la isla sin posibilidad de adquirir modelos nuevos. Y esto era: miles de autos americanos de los años 40 y 50 que aún hoy circulan por todas partes donde uno vaya.
Ni bien arribé a Cuba y mientras el taxi me llevaba por la ruta desde el aeropuerto, comencé a sentir que estaba en alguna película de la época de James Dean. Por la carretera circulaban con total normalidad Bel Airs y Mercurys de los años cincuenta, Dodges, Studebakers, y más en todas sus versiones: cupés, sedanes, de lujo.
Esa imagen surrealista de autos majestuosos se acrecentaba al entrar a las ciudades como La Habana, o Santa Clara o en pequeños pueblos como Cárdenas, Perico o Colón donde un Plymouth 56 aún en su versión convertible, puede ser un taxi que te lleve a donde le pidas sin dificultades en el tránsito, o donde una familia de clase trabajadora –quizá la única clase en Cuba, claro- sale a hacer su paseo de domingo a la tarde en su Dodge Sierra 57, o donde los veinteañeros cubanos salen en grupo a encararse chicas a bordo de la cupé Studebaker que fuera de sus abuelos, y luego de sus padres. En esas mismas ciudades y pueblos rurales, un repartidor de productos lácteos puede tranquilamente hacer su recorrida por almacenes en su fiel Chevrolet Sapo del `50 como si ello fuere lo más normal del mundo.
Lo cierto es que yo no salía de mi asombro, al tiempo que trataba de averiguar si de casualidad existiese alguna maldita fórmula para traerme una de esas joyas, lo cual es prácticamente imposible para mí o para cualquier extranjero, ya que el parque automotor de Cuba –único en el mundo- está protegido por duras leyes que impiden que las legiones de hot-roteros de todo el mundo puedan depredarlo en cuestión de horas.
Cabe mencionar que si bien los cascos de los autos se ven en muy buen estado de conservación, son pocos aquellos que conservan sus partes originales en un país bloqueado, con modelos que se han dejado de fabricar hace décadas y donde el sueldo promedio es de menos de 25 dólares mensuales. Por ello, al levantar el capot de un Cadillac (que bien puede ser un taxi, como ya dijera) seguramente encontraremos un motor Perkins gasolero o hasta algún engendro de Europa del Este. Prácticamente ningún clásico americano de los miles que circulan por la isla conserva su viejo V8 de fábrica. Se dice incluso que los rusos en la época del comunismo fabricaron un motor compatible con el Chevrolet 51 y muchos cubanos simplemente le cambiaron el motor americano por el ruso del cual existían y existen mas repuestos, y desde ya, es más económico. Por ello, el “Chevy 51” es uno de los autos que mas se ven por todo Cuba.
Todo esto ha hecho que los cubanos se vuelvan verdaderos maestros de la mecánica artesanal en el mejor sentido de la palabra y utilicen su ingenio para solucionar estas adversidades, “fabricando” piezas de motor y de carrocería, más otras como contornos de ópticas baguetas, etc. con una dedicación y amor inigualables.
Cuando hablaba con los cubanos y les contaba que yo estaba armando mi cupé Chevy 71, ellos me miraban como si yo les hablase de un auto nuevo, o quizá del futuro.
Es imposible encontrar un lugar igual en el mundo si lo que a uno lo apasiona son los autos americanos de la “Golden Age” de los cuarentas y cincuentas. Cualquier fanático de los autos clásicos o del hot rod puede llegar a perder la razón en un viaje a esa isla del Caribe, porque como no me canso de afirmar: viajar a Cuba no es ir a un “museo rodante” como muchos turistas sin cultura automovilística sostienen. Viajar a Cuba es conocer un lugar donde esos mágicos dinosaurios viven, trabajan, pasean y se divierten en calles y caminos. Lejos están del museo. Están tan activos como hace 50 años.
Paradógicamente, en las ciudades cubanas suelen verse conviviendo con los clásicos americanos, a varios subtipos de pequeños autos de cuatro cilindros del bloque soviético de los años 80, que seguramente llegaron a la isla por los convenios económicos de Fidel con el bloque socialista. Estos autos se ven decadentes y destartalados en contraste con el estado de conservación de los Cadillacs, Fords y Chevrolets cuarenta años más antiguos. El tiempo suele ser el mejor tester de la verdadera calidad. Cualquier similitud con casos de estas tierras es “pura coincidencia”.
Otro detalle de color que no puedo dejar de mencionar es que en varias ciudades cubanas he visto autos argentinos de las décadas del 60 y 70, siendo el más común el Peugeot 404. Las exportaciones de nuestro país en aquellos años también han dejado su rastro en Cuba. Así es, alguna vez fuimos un proyecto de país industrial.
Finalmente un viaje a un lugar tan mágico y con tantos matices me llevó a muchas conclusiones, algunas hasta de tinte social. Pero en lo que hace a nuestra pasión por estos autos puedo afirmar que los cubanos nos están dando un ejemplo maravilloso. Ellos con sueldos de veinte dólares al mes mantienen vivos y hermosos sus clásicos americanos de los años cincuenta. Lo que no tienen lo fabrican, pero esos monstruos siguen paseándose orgullosos por todo ese país. No nos quejemos nosotros entonces de nuestras dificultades y démosle la vida que se merecen a nuestros Toros, Chivos, Halcones y Chanchas. Empecemos de una vez a armar ese Hot o Rat que nos ronda la cabeza. Ningún dictador y ningún bloqueo económico nos lo impide. Y quizá algún día, al igual que los cubanos, nuestros nietos puedan decir: “este auto está en mi familia desde mi abuelo, y no se vende”.

CESAR RODRIGUEZ BIERWERTH

11 comentarios:

  1. Qué bueno lo tuyo, amigo! Yo estuve en Cuba, y entiendo y siento lo que tan bien escribiste, yo no lo hubiera podido explicar así.Me hizo revivir muchas cosas.Seguí así.Felicitaciones por todo lo que hacés.Ariel.

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  2. Qué grande poder estar en un lugar donde todos son autazos, esos clásicos que nos vuelan la cabeza y allá verlos andando por ahí, todos los días, todo el tiempo , es un sueño para nosotros, los que amamos esos fierros inestimables ! Dle capo con tus relatos y estas crónicas , me gustan siempre,¡ abrazo! Germán.

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  3. Qué flash, hombre.Estar en ese lugar lleno de clásicos todo el día y a toda hora, nuestro sueño hecho realidad, me gustó tu Crónica, seguí con todo esto ya vi tus videos y leí relatos, un maestro!!!!!!!!! Dale , te felicito y no pares .Germán.

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  4. Gracias, Ariel y Germán. En breve voy a hacer alguna otra crónica de viajes en la revista y aquí. Saludos.-

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  5. Te abrazo fuerte, amigo!!!!Una Crónica que me hizo viajar en serio por esas calles cubanas llenas de nuestros fierros queridos, me gustaría estar allí alguna vez.te sigo en tus relatos y videos, un capo.Roberto, de Remedios de Escalada.

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  6. Gracias, Roberto. Es bueno, entonces, haberte llevado un rato por ahí, aunque sea a través de la crónica. Debería haber paquetes trísitcos p/Cuba con descuentos especiales pra fanas de los fierros.

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  7. Amigo fierrero, seguí emocionando con tus relatos, conmoviendo con tus videos y dale con las Crónicas nos hacés viajar con vos . te saluda uno de tus seguidores de siempre, un abrazo, desde Adrogué , te saludo esperando tus próximas " joyas fierreras". Carlos José.

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  8. Una maravilla tu Crónica, me llevaste a Cuba y pude sentir el clima y ver a esos fierros invencibles circulando por ahí , parece un sueño, pero vos lo viviste.Ojalá pueda experimentarlo alguna vez.Gracias por todos tus trabajos, uno mejor que otro, todos con tu sello de fierrero y muy buen escritor, felicitaciones y seguí.te saluda manuel , de capital.

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  9. hola cesar la verdad te felicito porq lograste captar mi atencion con el relato y eso es grosooo porq no leo nada jajaja, esta muy bueno lo q contas... te puedo hacer una pregunta? disculpa la ignorancia pero el auto azul de la foto, que auto es? que modelo? te dejo mi mail asi me lo podes responder gracias!!! fermodito@hotmail.com

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  10. me encantoooo soy cubana estoy haciendo un trbajo de clase sobre ese tema pues estudio en panama y tambien me parece impresionante la ingeniosidad q puede provocar la necesidad ... eres un gran escritor

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  11. Gracias por tu comentario, amiga cubana. Que bueno que te haya gustado mi nota y mis cuentos. Nunca olvidaré mi visita a tu hermoso país. Besos.CESAR.-

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