HISTORIAS DE LA CIUDAD, LA NOCHE, LOS AUTOS Y LA RUTA

HISTORIAS DE LA CIUDAD, LA NOCHE, LOS AUTOS Y LA RUTA

"Ya he escrito toda la carretera. He ido rápido porque la ruta es rápida. Es sobre tí, sobre mí y sobre el camino"
(Carta de Jack Kerouac a Neal Cassady fechada el 25/5/51)





jueves, 22 de noviembre de 2012

LA MARCHA DE LOS TEMERARIOS


Aún recuerdo a Los Temerarios. Pertenecieron a esa generación de juguetes que pudimos disfrutar quienes fuimos niños hacia fines de la década del setenta, y fueron contemporáneos de otras maravillas de aquella época como los indestructibles autos Duravit, las ballestas Codel y las bombitas de agua Bombucha. En aquellos mágicos días donde aún teníamos una industria nacional que fabricaba juguetes. Puedo recordar que cuando vi la propaganda de Los Temerarios en televisión, sentí unas irresistibles ganas de tener uno y atormenté tanto a mi madre con eso que no tuvo más remedio que comprármelo. Eran unos muñecos de casi 30 centímetros de alto con uniformes, armas y equipos de soldados que eran intercambiables y tenían articulaciones en los brazos y piernas. Venían en dos versiones: una más económica donde el muñeco se presentaba en un estuche de su mismo tamaño con un solo uniforme verde militar y una pistola símil Colt Government 1911 calibre 45, y otra versión más cara en la cual el Temerario aparecía en una enorme caja que incluía además de eso, una ametralladora de pie con su trípode, otro uniforme alternativo, y hasta una trinchera de plástico gris. Demás está decir que a mi me compraron la versión barata, pero aún así yo era feliz con mi soldado de plástico.
Me compraron mi Temerario si mal no recuerdo para una navidad, quizá reyes, al comienzo de un verano en definitiva. Y fue por excelencia mi juguete oficial de aquellas vacaciones. Por su tamaño –casi tan alto como una botella de gaseosa familiar- era algo incómodo para conseguir enemigos naturales y/o compañeros de aventuras, por lo que no era compatible ni con mis autitos Matchbox ni con mis soldaditos del Afrika Korps que le quedaban infinitamente pequeños. Tampoco podía luchar contra mi colección de dinosaurios a quienes ridículamente también superaba en dimensiones físicas. Por todo ello, el Temerario estaba destinado a vivir aventuras solitarias, pero al mismo tiempo apasionantes, dado que actuaba dentro de selvas (jardines) y desiertos (areneros) naturales.
Al igual que los autos Duravit era un verdadero todo-terreno casi irrompible. Aquel enero lo llevé a la quinta de mis abuelos en el Delta y allí cumplió exitosamente misiones anfibias, escalando la higuera y saltando al río desde la escalera del muelle. Claro que en el guion imaginario que yo improvisaba para sus andanzas, la higuera era parte de la vegetación amazónica y aquel manso rio no era tan manso y estaba plagado de pirañas.
Al mes siguiente nos fuimos de vacaciones a Córdoba con mi familia a un hotel que quedaba en La Falda, y allí el Temerario encontró en las sierras y cascadas muchos nuevos escenarios para sus peligrosas misiones de combate. De vuelta en Buenos Aires, advertí que varios de mis mejores amigos del barrio habían recibido como regalo de navidad/reyes a sus propios Temerarios, lo cual hizo que por fin nuestros heroicos muñecos se encontraran con sus compañeros de grupos comando para nuevos desafíos, ahora por las veredas y balcones de La Boca, desde donde descendían con cuerdas haciendo “rappel”.
Con mis amigos realmente considerábamos que nuestros Temerarios estaban un escalón por encima del resto de nuestros juguetes ya que no se parecían a nada y eran una constante invitación a imaginar historias de acción que vivíamos con ellos.
Los Temerarios vivieron así, a nuestro lado su época de gloria por aquellos días.
Hasta que un día la sociedad de consumo nos asestó un durísimo golpe con la aparición de “Joe”. Con la apertura de las importaciones del por entonces Ministro de Economía Martínez de Hoz, llegó al país una verdadera invasión de productos importados de toda índole que hizo estragos en la industria nacional. En ese marco el mercado local de automóviles por ejemplo, se vio conmovido por la irrupción de autos asiáticos, y aprendimos a pronunciar palabras como Toyota o Mitsubishi. Aquellos nuevos autos japoneses creaban en muchos la sensación envenenada de que los Falcons, 404’s, o Torinos de nuestras familias comenzaban a verse toscos y obsoletos. Los nuevos automóviles importados consumían menos combustible, eran ágiles, con tableros llenos de lucecitas de colores…¡en verano no te morías de calor entre las pesadas carrocerías de chapa de los viejos carros nacionales! ¿Quién no querría entonces un Mitsubishi? Hasta los verdaderos clásicos que se seguían fabricando en esos días como el Torino debieron cambiar el diseño de sus tableros para emular a sus nuevos competidores orientales. La Chevy debió volverse “Opus” para comenzar a ofrecer confort, cuando pocos años antes, la primera Serie 2 había priorizado lo deportivo. Así, la generación más gloriosa de autos argentinos, briosos pura sangre de fuego y metal, comenzó a domesticarse al triste punto de llegar a la partida de la General Motors del país en el ’78.
Pero volvamos a “Joe”. En pleno auge de apertura indiscriminada de las importaciones, llegó al país “Joe: El Super Temerario”. Las tandas publicitarias de Carozo y Narizota y Scooby Doo se llenaron de propagandas de este nuevo producto que no era ni más ni menos que una versión más avanzada de nuestros ahora “viejos” Temerarios. Joe venía con muchos más accesorios y uniformes intercambiables: de buzo, de infantería de montaña…Joe era articulado además en codos y rodillas a diferencia de nuestros muñecos de generación anterior a los cuales muchos comenzaron a llamar “temerarios duros” por tener menos movilidad; y este nuevo personaje se caracterizaban sobre todo por tener una suerte de barba candado y pelo castaño de una especie de felpa o gamuza más bien áspera que le daba algo más de realismo a su apariencia y textura, y lo diferenciaba a primera vista del anterior modelo como el mío que no tenía barba y tenía el pelo pintado.
Obviamente la mayoría de los chicos comenzó a preferir a Joe y los Temerarios anteriores comenzaron a venderse cada vez menos. Encima el muy jodido en su presentación en caja venía con aquella maldita inscripción: “Super Temerario”, lo cual semánticamente lo volvía superior al simple “Temerario”.
Así con el tiempo, los niños de mayor poder adquisitivo del barrio comenzaron a pavonearse en las plazas y veredas con sus “Super Temerarios” mientras que a mi viejo aventurero de plástico se le despintaba el pelo y se le desteñía el color verde de su uniforme.
Aún así, yo siempre miré con cierta desconfianza a ese “Joe”, que con su barbita candado prolijamente cortada y su pelo de gamucita me parecía medio gay. No me daba la imagen de guerrero que un supuesto soldado debía tener, y con ese corte de barbería y sus múltiples uniformes intercambiables, bajo mi óptica se asemejaba más a un Village People que a un combatiente de junglas y trincheras.
Como suele suceder, fue el paso del tiempo el que se encargó de poner las cosas en su lugar y en menos de un año, las frágiles articulaciones de los codos y las rodillas de los Joes comenzaron a vencerse y la felpa de sus barbas y cabezas empezó a despegarse, dándole poco a poco a esos muñecos un aspecto de muertas marionetas decadentes con los brazos colgantes e incapaces de mantenerse en pie. En tanto mi viejo y despintado Temerario nacional se mantenía firme, y hasta sus heridas parecían dignificarlo.
Algo muy parecido comenzó a ocurrir con los autos japoneses que habían entrado al país en aquellos años, que con el tiempo empezaron a deteriorarse y destartalarse en los baches y ásperos caminos argentinos que poco tenían que ver con las perfectas carreteras del sol naciente donde habían sido concebidos. Todo ello, frente a la seria mirada del Falcon de mi abuelo, que los miraba con la solemnidad inconmovible de los productos nobles y hechos para siempre.
Y luego fueron pasando los años, y las décadas, y los gobiernos; y la primaria, y la secundaria, y la facu, y los trabajos y las ciudades, y las mujeres y las mudanzas. Sabe Dios donde habrá ido a parar mi soldado de la infancia.
Hoy en día, aquí a la distancia, no sé que será de tu vida, mi querido Temerario compañero de mil batallas imaginarias en la selva, el desierto y las montañas. Pero donde quiera que estés, me paro en posición de “firmes” y te saludo con respeto. Desde que dejé de verte he vivido otras aventuras que algún día me gustaría contarte. Hoy manejo un auto fabricado en aquellos años de gloria en los que vos también naciste. Y te sentirías orgulloso de aquel chico con quien jugabas, si me vieras cuando salgo a la ruta con mis amigos en sus Chevrolets 400, Torinos y Chevys. El sol nos pega de frente y nuestros autos de hierro nos transmiten ese calor que solo conocemos los caballeros de armadura. Si algún sintético auto moderno pasa a nuestro lado con su aire acondicionado y sus componentes de plástico, yo simplemente lo miro de reojo, así como en tus tiempos miraba a Joe.
De vez en cuando nos alejamos de la ciudad y nos adueñamos de los caminos en eternas caravanas de “Hombres-Niños-Soñadores” con motores que rugen como marchas militares de victoria.
Ejército de Temerarios.

Por CÉSAR RODRÍGUEZ BIERWERTH

33 comentarios:

  1. Es maravillosa tu creatividad, como a partir de un juguete, escribiste una historia en la cual no falta la melancolía de los recuerdos de la infancia, el devenir de los acontecimientos de nuestra historia reciente y sus implicancias , los detalles de la vida cotidiana de un niño, que van forjando la personalidad de un adulto, las pequeñas cosas que son en definitiva las que hacen nuestra felicidad, nuestras penas, nuestras alegrías, y van modelando nuestro futuro.Excelente!!! Rindo homenaje a un auténtico temerario !!!!Con honores:Dana.

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  2. Te felicito amigo, me gusta como das vida a las cosas y les ponés un alma, cosa que yo siempre sentí, pero nunca lo hubiera podido expresar como vos, siempre me identifico con tu historias, y siento tus cuentos porque creo, somos de la misma generación, la de los "temerarios", la mejor.Abrazo desde Sarandí. Franco.

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  3. Muy buena tu historia, flaco, no sabés todos los recuerdos que me trajo, sos un maestro , todo lo que escribís llega al corazón, y además de hacer cuentos interesantes, siempre reservás un lugar para nuestros fierros , y se nota la pasión, eso nos une.Seguí! Desde Barrio Acosta, de Córdoba, te saluda Mauro.

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  4. Grande capo! Muy buen cuento, otro temerario te saluda desde Wilde.Marcelo.

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  5. Gracias amigo, por regalarnos cada mes una de tus historias inolvidables, yo las colecciono en las Revistas, marcando tus páginas con señalador, cada cuento una vivencia , una emoción distinta, y siempre nuestra pasión fierrera como mensaje a todos los fana de los autos clásicos, un placer leerte hermano de la ruta, un saludo desde Godoy Cruz.Mario.

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    1. Un saludo para vos también, Mario. Gracias por apreciar mis cuentos.

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  6. César, tus cuentos me gustan mucho, y este es especial, porque habla de un juguete, y vos lo llevás a un lugar mágico, igual que a los autos que tanto amás.Yo a fuerza de ver a mi hermano Fer, y a mi viejo leyendo tus historias y mirando tus videos empecé a meterme en tu Blog, y me hice una fan más , y hasta me reconcilié con nuestro viejo Falcon, al que antes no quería porque se llevaba gran parte de nuestro escaso presupuesto, así que ahora , entendí porqué ustedes los fierreros quieren tanto a sus autos, y los sienten bien vivos, te lo quería contar y gracias por escribir tan bien y darnos tu tiempo para disfrutar esas historias que emocionan. Macarena.

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    1. Muchas gracias, Maca. Como bien decís, el cuento fue escrito a partir de un juguete, en este caso. Siempre hay un punto de partida, y muchas veces no se realmente a donde me llevará la historia, pero siento la necesidad de ese punto inicial, como sucede también con estos autos cuando tengo ganas de salir a la ruta y no se bien donde terminaré. A veces invento personajes como en EL AUTO FANTASMA, a veces son recuerdos como en este cuento, o a veces las dos cosas, como en ATRAPASUEÑOS. Un saludo.

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  7. Qué genio, amigo, hasta ahora de tus historias , mis favoritas eran"Manifiesto", "The sky is crying", y "El auto fantasma", ahora agregué a mis preferidos "La Marcha de los temerarios".Es un placer y una emoción bien sincera y bien fierrera leerte, te agradezco el esfuerzo , pero seguro, estos cuentos con tanto "cuore" te traerán muchas satisfacciones y montones de amigos que también en la distancia , nos sentimos unidos por nuestra común pasión.Hasta la próxima ruta, compañero de caminos! Marcelo"el Tano", desde Glew.

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  8. Muy bueno, una historia a puro sentimiento, te felicita desde Lomas de Zamora:Hugo.

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  9. Qué buenos recuerdoe me trajiste, hermano! Un cuento para guardarlo y releerlo siempre , como todo lo que nos llega al corazon.Franco de Capital.

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  10. Una historia que a partir de un juego de niños con uno de sus juguetes preferidos, nos lleva como siempre en tus cuentos a la nostalgia, los momentos felices, distintos lugares, nuestros fierros , que como bien decís , no cambiaríamos por ningún japonés con fecha de vencimiento.Hacés maravillas con las palabras y despertás la emoción, por lo que puedo ver en los otros comentarios en tus lectores de todo el país, siempre esperamos cosas así de vos, y tu imaginación, junto a una memoria increíble hace que tus historias sean un momento esperado para todo fierrero auténtico.Felicitaciones desde mi rinconcito de Barrio Laprida, de Comodoro Rivadavia.José, "Pepe", el surero.

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    1. Gracias también, José. Un verdadero placer que mis historias lleguen a todo el país y puedan gustar y emocionar. Un saludo. CÉSAR.-

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  11. Te mando un abrazo de amigo, todas tus historias me dejan mensajes, y casi siempre la amistad, la lealtad, los recuerdos lejanos( o no tanto), que todos guardamos en el corazón, y siempre un homenaje a nuestros incomparables dinosaurios,hacen que tus cuentos sean ya algo muy esperado por tus seguidores, y cada vez nos sorprendés con algo nuevo y emocionante.Genio es poco.Dardo, de Flores.

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  12. Grande César! muy buen cuento, me emocionó como "Manifiesto".Tiene tu sello.Te felicito desde San Telmo.Sergio.

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  13. Excelente y emocionante, desde "Charla con un puma" nunca dejé de leerte, gracias por los buenos momentos que nos das.Mateo, desde General Alvear, Mendoza, te saluda con mucho respeto.

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  14. Ya estoy acostumbrado a tus historias geniales , esta además me hizo volver a mi propia infancia, gracias por tu tiempo y esfuerzo, y por tu ingenio que no se agota.Seguí! y te seguimos!Manuel, de Barracas.

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  15. Te mando un abrazo César, desde tus recuerdos me hiciste reconstruir mi propia infancia y nos hacés valorar la felicidad que podemos encontrar en las cosas pequeñas, y siempre en tus historias sobrevuela lo que sentimos por los autos clásicos, parte inseparable de nuestra cultura, te felicito, siempre disfruto tus obras.Miguel, de Capital.

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  16. Leyendo los otros comentarios , veo que a todos nos hiciste recordar la infancia(¿será que somos de la misma generación?) , la verdad, me llegó mucho tu cuento, sos muy capo hermano, te saluda desde Sarandí:Nahuel.

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  17. Vamos ahí, Caballero de armadura, que un Ejército de "temerarios" hace rugir sus motores en la ruta para recordarle al mundo qué es auténtico, que es de verdad,alentados por tus cuentos y videos de pasión fierrera, seguimos por los caminos sintiendo tus palabras y tu voz rokera que tiene tanto metal como nuestras Chevys.espero que nos crucemos alguna vez en "La ruta de los inmortales".Diego de Florencio Varela.

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  18. Felicitaciones, amigo, soy leal lector de tus cuentos y compro especialmente la Revista para coleccionarlos, este cuento me conmovió, tanto como "Charla con un puma", "The sky is crying", "Maifiesto", " El escrito de Toledo" ( obra de arte), y tantos otros que llenaron mi tiempo de historias que no me averguenzo de decir que más de una vez me hicieron llorar, sos muy buen escritor, y como cantante, impactás con tu voz y esa fuerza que le metés a todo, que tu talento sea bien reconocido César, seguí con ganas.Desde Salta te saluda Juan Martín, de "El Portal".

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    1. Muchas gracias Juan Martín. Me siento halagado cuando mis lectores me expresan sus cuentos favoritos, ya que considero que hubo un disfrute y análisis previo que los llevó a elegir tal o cual historia. Un saludo cordial.

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  19. Muy buena nota che. Si yo mal no recuerdo, a mi y a mi hermano nos los regalaron para Reyes.
    Tambien soliamos llevar juguetes de vacaciones, todavia conservo unos extraterrestres que traia la revista Anteojito, que quedaron todos desflecados por enterrarlos en la arena de Mar del Tuyu, jaja.
    Te invito a mi blog de juguetes retro, donde hice una nota con los mis temerarios... que vendi :(:
    http://juguetesdelcoleccionista.blogspot.com.ar/
    Saludos.

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  20. Tan grande como siempre César, una nueva emoción con este recuerdo de los Temerarios que nos alegraron la infancia, te tengo mucha admiración y te sigo en cada historia que espero con ganas.Un abrazo desde Temperley de Víctor Hugo.

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  21. Muy grandes tus historias César! Siempre sigo tus cuentos, video -cuentos y tus temas musicales, todo lo tuyo excelente, no es fácil tantas posibilidades en cosas distintas, pero en definitiva, tenés talento , y eso lo mostrás desde tu voz, hasta tus historias que no solo están bien escritas sino que emocionan, tus temas me gustan mucho, "The time machine" es bien grande genio! Y desde "La Tercera Cruzada " , hasta el "Auto Fantasma" y tu último cuento de los Temerarios , me identifico con tu mística y tu pasión fierrera , gracias por estos gustos que nos das, y siempre voy a estar releyendo tus cuentos que me hacen viajar en el tiempo, saludos de Osvaldo, de Capital.

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    1. Muchísimas gracias, Osvaldo. Y especialmente por apreciar mis distintos trabajos (cuentos, videos, música). Gracias por estar en contacto y expresarlo, para mi es muy importante. Abrazo.

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  22. Cuánta razón tenés César! Me identifico con lo que decís:"El tiempo, las mujeres, las mudanzas......", y así es como vamos perdiendo tantas cosas queridas, juguetes que nos hicieron felices, discos que ya no usaremos pero son todo un símbolo, como tu Temerario.Me gustan mucho tus cuentos , y no sabés qué compañía me hacen, hermano! Pedro te saluda, desde Balvanera.

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  23. Vamos los Temerarios! Muy buen cuento , con toda la pasión por todo lo que es valioso para todos nosotros, los recuerdos de infancia, la difícil etapa de la juventud, y nuestros símbolos más queridos, incluyendo nuestros fierros, "Ejército de Temerarios", yo también les rindo honores, genio.Un abrazo, desde Quilmes, Fede.

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  24. Gracias César! leyendo los comentarios resumen todo lo que tus cuentos hacen sentir, me identifico con el comentario de Fede, los recuerdos de la infancia se agigantan con el correr del tiempo, y en los primeros años de la juventud hay mucho movimiento, mudanzas, chicas, decisiones difíciles, muchos cambios, y así uno va dejando atrás, sin quererlo , cosas, objetos que nos acompañaron, pero la huella que nos dejaron es imborrable, como lo dice tu historia.Reflejás muy bien nuestras vidas, sueños, pasiones, y te digo algo más...cómo cantás man! Vuelvo a decirte lo del comienzo:Gracias, César! Norman, de Capital.

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  25. Desde que leí en tu Blog " The sky is crying", siempre te sigo en cada cuento , me metí también a ver tus videos , espectacular "El Escrito de Toledo", "La Tercera Cruzada", te escuché cantar el cover, y me gustó tu canción de "The Tell-Tales heart", tus dos últimos "El auto Fantasma" y este de los Temerarios son mis cuentos favoritos, no leo mucho, pero desde que por mi amigo Carlos descubrí tu Blog , no paro de leer tus historias, las únicas que no me canso de releer.Un capo, te saludo desde Rawson, Chubut, mi nombre es Alejo , acabo de terminar la Secundaria, y me gustaría algún día escribir como vos.Saludos .

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    1. Muchas gracias Alejo por tus palabras y por el reconocimiento de mis trabajos. Que se cumplan tus proyectos. Un abrazo. CÉSAR.

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